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HÉCTOR ESTEBAN
Lunes, 1 de mayo 2017, 00:27
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valencia. Una mayoría de la grada del Santiago Bernabéu despidió con aplausos al jugador del Valencia Nani cuando Voro optó por cambiar al luso a veinte minutos del final. El técnico trataba de recomponer líneas para buscar un resultado positivo. En ese momento, en el marcador lucía un 1-0 a favor del Real Madrid gracias a un gol de Cristiano Ronaldo. Nani, uno de los grandes amigos de la estrella madridista, tardó un minuto en salir del campo. Con una parsimonia que desesperó a los aficionados valencianistas, como si su equipo fuera por delante en el marcador, con la desidia como ingrediente principal de su escasa implicación.
Nani afirma que se quiere quedar en el Valencia cuando sus gestos delatan una apatía galopante y alejada de la profesionalidad que merece el escudo del Valencia. En la rueda de prensa posterior al partido, Voro aseguró que no se dio cuenta de la inapetencia de su jugador ya que estaba hablando con su cuerpo técnico en el banquillo. La realidad es que el pasado miércoles, en el partido ante la Real Sociedad, el portugués abrió los brazos para pedirle explicaciones a su entrenador cuando fue sustituido. Es cierto que en ese momento era uno de los mejores del equipo -había marcado de penalti- pero el movimiento del banquillo alimentó una posibilidad de remontada que no llegó.
El jugador llegó en verano como la estrella del proyecto. El eje sobre el que debía girar el éxito de Peter Lim tras una campaña desastrosa. Nani, que pasaba sus días en el Besiktas turco, aterrizó en Valencia como campeón de la Eurocopa con Portugal. Fue uno de los jugadores clave en ese éxito. El club de Mestalla compró al futbolista por unos 8 millones de euros. Su estancia en Valencia es por esta temporada y dos más.
La campaña de Nani ha sido decepcionante. No ha jugado más de seis partidos seguidos con el Valencia y las lesiones han sido una constante. Tras caer contra el Real Madrid el pasado mes de febrero, volvió al equipo hace unas semanas. Había participado en los últimos cuatro encuentros -ninguno completo- y la idea del cuerpo técnico era la de dosificar al luso y no forzarlo. Una estrategia que Nani no entiende porque se siente insustituible. Por eso, cada vez que el cuarto árbitro anuncia su cambio, los gestos de desaprobación del portugués son evidentes.
En el Valencia no agrada la actitud de Nani. En la entidad se esperaba mucho más del luso, tanto por su calidad futbolística como por su veteranía que le señalaba como uno de los líderes del vestuario. Pero la realidad ha sido distinta. El luso se ha caracterizado en el terreno de juego por su exceso individualista. Generalmente siempre busca la jugada personal antes de asociarse con sus compañeros. No es extraño ver a algún futbolista realizar algún gesto de desesperación ante el egoísmo del luso con el balón en los pies. Nani, como se pudo ver el domingo en el Santiago Bernabéu, prima sus estadísticas personales por encima del bien del grupo. Es cierto que siempre ofrece algo y que rezuma calidad pero en muchas ocasiones la opción que elige no siempre es la más acertada para el bien del Valencia.
El club aborda un nuevo proyecto como la última oportunidad para Peter Lim, que encadena dos temporadas desastrosas. La entidad entiende que la resurrección sólo se puede entender desde la renovación y desde la fortaleza deportiva. Para ello necesitan jugadores comprometidos y la actitud de Nani no casa con la filosofía que pretenden aplicar tanto el director general, Mateu Alemany, como el máximo responsable del área deportiva, José Ramón Alesanco. Nani fue una apuesta del anterior director, Jesús García Pitarch, que salió en enero de la entidad.
Hacer caja
El Valencia necesita ingresos y se verá obligado a reajustar su presupuesto de cara a la temporada que viene. Uno de los futbolistas con más cartel de la actual plantilla es Nani, que sería apetecible para el fútbol chino, uno de los más potentes a nivel económico del momento. En una entrevista concedida al Diario As, Nani decía que quería quedarse en el Valencia pero que para ello tenían que cambiar muchas cosas en el club tras una temporada muy convulsa a todos los niveles. En ese paquete de cambios también tendría que entrar la actitud del propio futbolista. No sólo escuece su desidia en los cambios sino su ausencia durante semanas para ser tratado de su lesión en Italia alejado de los servicios médicos del Valencia. La pasividad de Nani es el ejemplo del mal que afecta a parte de una plantilla que ha bajado los brazos sin objetivos.
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