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Montaje fotográfico realizado a partir de la instantánea tomada por Jaume Morey en un acto de Alemany con el Mallorca.
Las tareas pendientes de Mateo Alemany
FÚTBOL| VALENCIA CF

Las tareas pendientes de Mateo Alemany

«Yo soy Peter Lim» fue lo último que dijo la presidenta del Valencia, mensaje que en lugar de beneficiarle dejó muy dañada su imagen

JUAN CARLOS VALLDECABRES

Jueves, 23 de marzo 2017, 00:01

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No pudo elegir peor sentencia Layhoon para, enojada por la pregunta de un periodista, argumentar su posición en el club. El 15 de diciembre pasado fue la última vez que la presidenta del Valencia compareció públicamente para, entre otras cosas, apretar las tuercas a los jugadores (les sentó bastante mal) y al entonces entrenador, Cesare Prandelli (presente en la sala). Fue aquel famoso día del desafiante «yo soy Peter Lim. ¿Lo entendéis?» Desde entonces (este sábado se cumplirán cien días), Layhoon se ha parapetado en el silencio y, aunque educada como siempre en el trato, se muestra esquiva con los periodistas. El problema es que la afición, lejos de amortiguar el desencanto deportivo, sufre todavía más ante la ausencia de voces autorizadas. Nadie del consejo se dirige a los aficionados; Alesanco no ha dado ni una sola entrevista; los jugadores hablan lo justo y sólo Voro se pronuncia con la asiduidad que requiere el cargo.

  • uAfición. Descenso de número de abonados y de público. Mestalla ha derrochado el premio de ser la mejor afición de España.

  • uVacío institucional. La foto de Layhoon con Sánchez Arminio (árbitros) no compensa el vacío que siente el club en las instituciones Federación y LFP.

  • uCompra-venta de jugadores. El Valencia está este verano condenado a vender para equilibrar cuentas. Alemany es un experto negociador.

  • uPortavocía. Desde la salida de Amadeo Salvo no se ha cubierto esa función al mismo nivel.

  • uCurva Nord. Han sido demasiados los meses en los que el conflicto con esta peña pasó factura con el silencio vivido en Mestalla.

  • uEntrenador. Será Alesanco quien tenga que 'mojarse' pero afectará al club. Cinco en dos años son demasiados.

  • uPérdida de valores. Alemany no es valencianista pero debe hallar la fórmula para que sea creíble el intento de recuperar los valores.

  • uUE, Hacienda, Bankia... El Valencia tiene muchos frentes abiertos y que afectan directamente a la economía de la entidad. Desde Porchinos hasta la multa de la UE.

En Palma de Mallorca ha tomado buena nota de todo eso Mateo Alemany, el elegido por Meriton para ocupar el cargo de director general del Valencia y que nada más pisar el que será su nuevo despacho se enfrentará a una carpeta a rebosar de asuntos pendientes.

Alemany, que domina en sentido vertical todas las áreas que implican la gestión de un club profesional de fútbol, no ha ocultado en sus conversaciones a Meriton que hay faena por hacer y cuáles son sus proyectos. Hay que suturar el descosido que ha dejado la gestión de este peculiar consejo de administración que en el último año sale de un charco para pisar otro. El esfuerzo de Layhoon en aquella última rueda de prensa de diciembre para decir que «en ningún caso es una crisis institucional» lo que le estaba pasando al Valencia, ha quedado demostrado que tenía poca por no decir ninguna base. Pocas semanas después comenzarían las conversaciones con Alemany.

El fichaje de un nuevo ejecutivo, a la espera de que sea oficial, viene a demostrar la insuficiente aportación que ha tenido la alta dirección, desde la presidenta hasta Kim Koh, pasando por la reciente incorporación de Anil Murthy. Las escapadas de Valencia de Layhoon son más frecuentes. Kim Koh, por ejemplo, también ha estado estos días en Singapur; mientras que Murthy ha preferido mantenerse en un segundo plano de cara a la exposición pública. No habló en las comparecencias de García Pitarch (se quejó de ello), ni tampoco en la presentación de Alesanco, ni en los fichajes de Zaza y Orellana (nadie del club lo hizo). Además, ha sido Juan Sol quien en dos ocasiones ha sido empujado a dar la cara: el día del Betis para quejarse del árbitro y en el Camp Nou para salir del apuro sobre si había o no intención de comprar a Munir. La propiedad, a doce mil kilómetros, ha dilapidado todo el 'feeling' con la afición.

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