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Zaza, aún a medio calibrar

Zaza, aún a medio calibrar

El delantero, que se excede en el ímpetu que pone en sus entradas, celebró el tanto sin excentricidades, y se lo dedicó a Suárez y Jaume

J. CARLOS VALLDECABRES

Lunes, 20 de febrero 2017, 00:08

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Nueve meses después, Simone Zaza vuelve a marcar un gol, esta vez el primero como jugador del Valencia. Lo ha hecho en su quinto partido de blanquinegro y justo el día en el que Mestalla recupera la alegría de ver un equipo consistente. El rendimiento del delantero italiano en el Valencia todavía no da para mucho y sería precipitado asegurar que es un auténtico disparate pagar por él esos 18 millones (más otros dos) que hay estipulados en su contrato de cesión. Está a mitad de camino entre un delantero voluntarioso y limitado, escaso para un club como el de Mestalla, como el rematador con carácter que sea capaz de impregnar del espíritu del que a veces adolece este grupo de futbolistas.

De momento, lo único tangible es que ha sido dos veces titular y suma un gol. Pero también es verdad que tiene la misma facilidad para agradar a la grada en sus alocadas carreras en defensa, como para dejar a Mestalla en silencio cuando roza con su ímpetu la tarjeta y hasta la integridad del jugador rival. Ahí tiene faena por delante Voro porque juega tan al límite en situaciones innecesarias, que corre el riesgo hasta de dejar al Valencia con inferioridad numérica. De hecho, cometió seis faltas, un tercio de las infracciones totales que hizo su equipo.

Los árbitros españoles todavía no le conocen y eso juega por ahora a su favor, al menos de momento. Dicho sea de paso, ayer sobre Fernández Borbalán había muchas miradas después de las últimas protestas y aunque es verdad que en algún momento la gente la tomó con el colegiado por una falta no señalada a Orellana, no hay nada como ganar un partido por 2-0 para olvidarse por completo de quién lo ha pitado.

Zaza, de cualquier forma, parece un tipo bastante peculiar. Capaz de emocionarse tras marcar; celebrarlo casi sin ostentación (parecía que se había criado en la cantera de Lezama), y marcharse después al banquillo para dedicárselo a sus compañeros Suárez y Jaume. De Zaza se espera, sobre todo, mucho más y no sólo por la importante cuantía del fichaje que habrá que abonar este verano (le quedan cinco partidos para cumplir la cláusula) sino porque el Valencia no ha encontrado ni en Rodrigo ni en Mina el jugador que coja el relevo de Paco Alcácer.

Lo peor que le podría pasar a Zaza es creer que a Mestalla únicamente se le convence corriendo de un lado a otro a por el balón (a Cancelo se le silbó nada más salir). La grada es tan generosa como exigente y si se le vuelven a escapar balones en el control -como le pasó en el 17' después de un envío en largo de Diego Alves-, la gente no va a tener piedad. El italiano ya ha demostrado que no es un desecho de virtudes en el manejo y que quedó demostrado en alguna que otra acción que en lo del físico todavía tiene algún peldaño que mejorar. Mientras siga marcando goles, todo se le perdona.

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