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Cesare Prandelli, visiblemente preocupado, ayer en Paterna por delante de Lato, Abdennour y Fede Cartabia.
Prandelli abre fuego
fútbol | valencia cf

Prandelli abre fuego

Tras la rajada de ayer de Prandelli a sus jugadores, estos tienen en su mano dar un golpe sobre la mesa o demostrar que el técnico lleva razón

JUAN CARLOS VALLDECABRES

Sábado, 10 de diciembre 2016, 00:17

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Nunca en la historia del Valencia se había dado el caso de que cien segundos ante un micrófono hubiera dado tanto que hablar. Dentro de unos años, cuando los nostálgicos echen la vista atrás o cuando se teclee en Google Claudio Cesare Prandelli y Valencia CF saldrá entre sus primeras búsquedas el 'raje' que, hastiado, defraudado y quizás hasta superado, dedicó hacia su plantilla. Prandelli abrió fuego ayer hacia sus futbolistas. Lo hizo de una manera premeditada, preparada y consensuada. El italiano sabía lo que iba a decir, se había preparado el arranque y el argumento pero no esperaba ni él mismo el final. En poco más de minuto y medio hizo estallar una bomba en su vestuario.

Llegó, se sentó en la sala de prensa acompañado de un miembro de su equipo y otro del departamento de prensa. Nada hacía presagiar lo que iba a acontecer. Esperó paciente a que los periodistas pidieran el turno para hacerle la primera pregunta, momento que se retrasó apenas unos instantes. Fue entonces cuando Prandelli pidió la palabra y anunció que iba a hablar despacio para que se le entendiera mejor.

Esto fue íntegramente lo que dijo, justo en la víspera de uno de los partidos más trascendentales que va a tener el Valencia en los últimos años y que le puede condenar a pasar las navidades más amargas que cualquiera pueda imaginar. Lo mejor en estos casos es reflejar exactamente lo que dijo. En un tono serio, grave y que fue adquiriendo velocidad, el entrenador italiano descargó hasta el último cartucho de munición que llevaba. De manera inteligente, eso sí, porque no citó a nadie en concreto.

«Antes de las preguntas voy a iniciar un pequeño discurso, hablaré lentamente para que todos me entiendan. Hoy por primera vez estoy muy enfadado. Muy enfadado. Por primera vez estoy muy decepcionado, porque estoy trabajando desde hace dos meses con sacrificio, orgullo, con la voluntad de ayudar a este equipo a crecer. Yo mañana quiero ver un equipo que tenga el carácter, la voluntad de sufrir por la camiseta. En dos meses no he hablado de mercado a mis jugadores. Antes de hablar de mercado, quiero entender quién quiere quedarse aquí con la voluntad de sufrir, quién no quiera... ¡fuera! Quien no esté aquí con ganas, ¡fuera! ¡Fuera! Quien no tenga carácter, temperamento y personalidad, quién no tenga amor por la camiseta, ¡fuera! Es una acusación grave, pero se la he hecho también a ellos. Se lo he dicho a ellos desde el primer día: quién no esté contento, puede marcharse. Y después ya hablaremos de mercado. No es un problema de 4-4-2, de 4-3-3, no es un problema de rombo, no es un problema de quién juega o quién no juega. Es un problema de actitud, de seriedad y de profesionalidad. Es una situación, no de dos meses, de dos años, en este club. Aquí todos están trabajando para intentar hacer crecer este club. Todos. Esto es lo que quería decir. En mi opinión, no hay preguntas. Hoy no hay preguntas. ¿Ok? Gracias».

Ahí se acabó todo. O ahí comenzó, como él mismo pretende. A sus 59 años y después de pasar por una decena de clubes, a Prandelli se le puede acusar de haberse equivocado y de no estar respondiendo a lo esperado, pero es evidente que ha escogido una vía que parecía estar agotada y totalmente pisoteada en el Valencia. Ese valor que hace no muchos meses se pretendió rescatar, es a lo que ahora se acoge ahora en un intento casi desesperado.

El Valencia que apura tristemente 2016 padece de un mal que como bien apuntaba Prandelli no es reciente. Curiosamente, el entrenador acota el periodo de los dos años, justo el momento en el que Peter Lim decidió poner al Valencia a navegar desde control remoto. Más bajo no puede caer ya una entidad que camina de manera tan incierta al centenario. Hoy, justo cuando se tenía que estar hablando de la posibilidad de cambiar el sistema por las bajas (aunque tampoco está descartado de nuevo la defensa de cinco); de que Mangala ha entrado en la lista casi con pinzas por sus molestias; de que Gayà vuelve a perder la titularidad, y de que la Real no pierde en casa desde agosto, de lo que se habla es de un Valencia que necesita un punto de inflexión casi vital. O cambian de verdad los jugadores o... ¡fuera! Esto es inaguantable.

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