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Solsona, durante el partido ante el Hércules en Mestalla en la temporada 80-81. :: j. penalba
Tres partidos seguidos en Mestalla
EL TÚNEL DEL TIEMPO

Tres partidos seguidos en Mestalla

La tercera jornada enfrentaba a los valencianistas con el Hércules

PACO LLORET

Sábado, 27 de agosto 2016, 00:01

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La temporada 80-81 arrancó de forma inusual para el Valencia que actuó en Mestalla de forma consecutiva en las tres primeras jornadas ligueras. El calendario del campeonato deparó que el primer partido era en casa contra la Real Sociedad y el segundo fuera contra el Betis. El club verdiblanco estaba remodelando su campo con la vista puesta en el Mundial de España 82 pero las obras del Benito Villamarín iban con retraso, razón por la cual solicitó alterar el orden establecido y disputar el choque en Mestalla. La tercera jornada enfrentaba a los valencianistas con el Hércules. A esos tres compromisos se unía un cuarto en el torneo continental. El Valencia debía medirse al Mónaco en la Recopa, título que había conquistado unos meses antes en Bruselas ante el Arsenal.

Con la pareja de goleadores formada por Mario Kempes y Fernando Morena, la recuperación de Darío Felman que se había pasado un año inhabilitado por la FIFA, aquel Valencia dirigido por Pasieguito desprendía un inconfundible aroma sudamericano en el ataque. Saura y Pablo, cada uno por un lado, completaban un amplio abanico de posibilidades. En la medular despuntaba el virtuosismo de Solsona, que protagonizó su mejor temporada, y el de un pletórico Subirats, complementado por la labor abnegada de Castellanos. En defensa sobresalía el eje central integrado por Arias y Tendillo, al que se unían en las bandas dos hombres más que curtidos: Carrete por la derecha y Botubot por la izquierda. En la portería hubo baile. Pereira, el héroe de la final de Heysel, cedió su plaza de titular a las primeras de cambio al debutante Sempere.

El primer partido alzó una enorme expectación en Mestalla. Aquel Valencia prometía mucho y enfrente estaba la Real Sociedad que, a la postre, se proclamaría campeón de Liga y que en la campaña anterior acarició el título después de permanecer invicto durante 32 jornadas. El duelo no defraudó en un campo abarrotado. Los valencianistas se impusieron por un engañoso 3-2. Dos golazos de Solsona y otro de Morena le amargaron la noche al legendario Arkonada y pusieron el 3-0 en el marcador a falta de un cuarto de hora para la conclusión cuando los donostiarras, que a punto estuvieron de sufrir una goleada mayor, maquillaron el resultado gracias a los tantos de Uralde y Satrústegui. Con el liderazgo de un Kempes inconmensurable, el Valencia ratificó su potencial en la siguiente jornada al batir por 3-1 al Betis con dos goles del Matador y otro de Saura.

Antes de recibir a los alicantinos e intentar el asalto al liderato, el conjunto de Pasieguito inició la defensa del trono europeo despachando al Mónaco con goles del argentino Kempes y el uruguayo Morena en una nueva demostración de autoridad. Aquella victoria se cobró un precio caro: expulsión de Solsona y lesión del Matador. La resaca de aquel choque se pagó de forma inesperada en la siguiente cita liguera fijada para la última hora de la tarde del domingo. Si los duelos ligueros anteriores se habían celebrado en sábado por la noche con el horario tradicional de las 22.30 horas y un gran ambiente en la grada, el choque de rivalidad regional no tuvo el mismo decorado, una atmósfera de abulia se adueñó de Mestalla. Contra pronóstico, el Hércules se llevó el triunfo por 0-2 ante un Valencia errático que acusó en exceso la ausencia de su gran referente. Aquella derrota se cobró una víctima: el portero Pereira que ya no volvió a jugar en toda la competición y que abandonó la disciplina valencianista al finalizar la temporada.

Aquel tropiezo descolocó al valencianismo que se temía lo peor ante la visita al feudo del Barça, sabiéndose de antemano que Mario Kempes no iba a estar todavía recuperado. Sin embargo, los peores presagios dieron paso a una noche inolvidable y a una vibrante victoria por 0-3 que devolvió la confianza en aquella plantilla. El debut de Sempere no pudo ser mejor. Solsona puso la guinda con dos goles, una actuación magistral y una dedicatoria al palco recordándole al presidente barcelonista, Josep Lluís Núñez, que en su día, cuando estaba en el Espanyol, lo podía haber fichado, pero se opuso al considerar que no daba el nivel exigible. Con las baterías de moral cargadas, el conjunto de Pasieguito remató la recuperación con un sufrido empate a tres en Mónaco que le clasificó para la siguiente ronda de la Recopa. Los monegascos llegaron a igualar la eliminatoria al ponerse con 2-0 a favor en apenas media hora. Sin embargo, el poder demoledor de la vanguardia valencianista equilibró la situación. Kempes, que reaparecía, Morena y Felman pusieron las cosas en su sitio.

Después de aquel atracón de fútbol en Mestalla en el arranque del campeonato, los aficionados sufrieron un prolongado período de abstinencia en el final de la primera vuelta y el inicio de la segunda, en las navidades del 80 y el inicio del 81. Los valencianistas estuvieron un mes sin actuar en Mestalla y jugaron cuatro partidos consecutivos a domicilio con el balance de un triunfo en Las Palmas, sendos empates en los feudos del Betis y Hércules, y una derrota en Atocha ante la Real Sociedad.

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