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Parejo intenta hacerse con el balón ante la presión de Yuri. :: damián torres
El Valencia vuela con alas
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El Valencia vuela con alas

La lógica de jugar por banda con Feghouli y Piatti conduce a los de Nuno a la victoria con dos goles del argentino

Héctor Esteban

Lunes, 2 de marzo 2015, 00:11

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Cuatro partidos ha tardado Nuno en dibujar sobre el césped su lamento en la sala de prensa de La Rosaleda tras la derrota en Málaga. Aquella noche se quejó de ser un pájaro sin alas. Ayer, Piatti y Feghouli fueron titulares para abrir el campo y demostrar que las bandas guardan la cicuta de este Valencia. Un triunfo incontestable, con dos goles del argentino en un plis plas y un pleno de puntos en un mes para escenificar que este equipo ha cogido velocidad de crucero en el momento clave de la temporada. El domingo que viene, a las nueve de la noche, habrá que cargar las bayonetas para un cuerpo a cuerpo en el Calderón con la tercera plaza en juego. A un punto la tiene el Valencia tras el empate del Atlético en el Pizjuán. Ganar supondría estar por detrás del Real Madrid y Barcelona.

La Real Sociedad que pasó ayer por Mestalla fue un petardo en víspera fallera. Ni un tiro entre los tres palos. Un equipo ramplón, de lo más flojo que se ha presentado en el decano de los estadios españoles. El Valencia, con la lógica del 1-4-3-3 que tanto placer dio al inicio de la temporada, se impuso en el momento que quiso con las bandas -no sólo las de música- de vuelta a Mestalla. La pura lógica llevó al triunfo. Con centros al área y una segunda línea que encuentra oro cada vez que garbilla agua.

En la primera parte el equipo empezó a crecer en la misma proporción que se fijó en el césped. El paso de los minutos fue el rodaje necesario para entrar por derecha e izquierda. La sociedad Gayà-Piatti es cum laude y el coscorrón de Ansotegi a Feghouli en la primera parte sirvió para dos cosas: despertar al argelino y saciar a los sedientos valencianistas que bebieron agua como si fuera la poción de Panoramix para poner una marcha más para ganar.

El empeño de Moyes por hacerse con el centro del campo no tuvo mayores consecuencias con el islote de Agirretxe bien custodiado por Mustafi y Otamendi. Granero, Pardo y Elustondo araron el campo sin fruto. A Canales le pudo el miedo escénico a base de pitos y Hervías, sus sustituto tras el descanso, desperdició su calidad con un caracoleo en su propio laberinto. Tan sólo valió la pena lo poco que intentó Xabi Prieto al final del primer tiempo y que Mustafi se encargó de rebañar para evitar lo que podría haber sido el primer gol del partido.

Otra vez el balón fue de los forasteros. Un detalle que el Valencia no convierte en drama sino que transforma en su propio beneficio. Con Parejo generoso en el esfuerzo, como un Murakami tragando kilómetros sin parar, y afinando en el pase. Por detrás, Javi Fuego convirtiendo en costumbre el sobresaliente y un Enzo Pérez de menos a más con el debe de ir siempre con la guadaña por delante con la amarilla como tortuoso castigo.

Por las alas llegó la tormenta. Primero Feghouli se cegó por banda sin ver a Negredo que juró en arameo, y a partir de ahí una cascada de oportunidades para los mejores minutos del Valencia en la primera parte. Rulli, que desesperó a la grada con sus pérdidas de tiempo permitidas por el colegiado, sacó una mano para mandar a córner un balón que entraba. Mustafi también se animó e incluso se pidió penalti por unas posibles manos dentro del área.

Los minutos de tanteo ya se habían cubierto y era el momento de ir a por el partido. El descanso, con Otamendi lesionado al chocar con Enzo Pérez, le sirvió a Nuno para fijar todavía más las entradas por banda. El equipo salió todavía más abierto con Mustafi como nuevo 'boss' de la defensa con Orban como complemento.

Rodrigo Moreno empezó a calentar con Feghouli como víctima propiciatoria. Pero el argelino alargó la sustitución en el momento en el que empezó a tunelar la banda de Yuri que, al igual que Aritz por la derecha, deseó no haber venido a Mestalla.

Piatti, que siempre busca la segunda jugada, abrió el marcador con un gol tan afortunado como el que dio la victoria al Valencia en Córdoba. Son churros que también cuenta. Otra vez el argentino alargó su 1,63 de estatura hasta el cielo. Dos minutos después, de nuevo el de Ucacha marcó al aprovechar un servicio medido de Feghouli. Del 53 al 55 el Valencia ejecutó a una Real Sociedad que murió por especular en el centro del campo a la espera de que sonara la flauta con un balón suelto.

Nuno tenía la solución en casa. Lo sabe. Donde los experimento se deben hacer con gaseosa y no tocar lo que funciona. El juego por bandas dibuja la identidad del Valencia, donde los goles del delantero centro no son tan fundamentales como en aquel primer equipo de Rafa Benítez, que ganó la Liga con una segunda línea letal. El trivote se equilibra en las alas, como una solución de continuidad, como el camino más corto al gol. Los delanteros, como ayer Negredo, se parten la cara entre los centrales, pero la realidad es que no hay acierto de cara a la portería.

Feghouli y Piatti se despidieron de Mestalla con palmas y la grada en pie. El reconocimiento merecido a dos currantes maltratados en muchos momentos. Este verano más de uno les hubiera puesto un lazo para regalarlos. Hoy, sin lugar a dudas, bombean el juego que necesita el Valencia. Nuno sacó a Rodrigo, que tuvo el tercero en una jugada de tiralíneas del Valencia. De ahí hasta el final, dominio absoluto de los de casa. Ahora, con el Atlético en el punto de mira, hay que hacer bueno el refrán de que no hay quinto malo.

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