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Grada del nuevo estadio, cuya obra está paralizada desde 2009. :: irene marsilla
La patata caliente del estadio

La patata caliente del estadio

El lavado de cara impulsado por el club ha motivado que gran parte de la afición se sienta más identificada con el viejo Mestalla

M. RODRÍGUEZ

Viernes, 19 de diciembre 2014, 01:32

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valencia. Una vez ha concluido el tortuoso proceso de venta, el Valencia se halla ahora en un momento de entreguerras. La nueva etapa todavía está en el prólogo con el mercado de invierno de 2015 como el primer gran capítulo de la era Lim. Pero en el hilo conductor hay una palabra que destaca: Mestalla, en referencia tanto al nuevo como al viejo estadio. El nuevo propietario del club deberá gestionar una patata caliente, la de los dos coliseos.

Los pequeños retoques en el estadio de la avenida Suecia parecen polvos mágicos. Una parte importante de la afición se siente ahora más identificada con el coliseo. No se percibe una urgencia por marcharse a Corts Valencianes. Además, hay que tener en cuenta que hoy por hoy no se llenaría en cada partido una grada con capacidad para albergar a cerca de 70.000 personas. En cambio, Peter Lim tiene el compromiso de reiniciar y acabar la obra antes del centenario, en 2019.

Este fue, de hecho, uno de los puntos de fricción que frenaron en seco la negociación entre el magnate singapurense y Bankia. El principal acreedor del club -y en aquel momento también de la Fundación- puso especial énfasis en la obligación de que el comprador del Valencia se obligase a finalizar el estadio. El banco ve en el coliseo de Corts Valencianes y su zona comercial adyacente una oportunidad de negocio, una fuente de ingresos con los que se asegurará que la entidad blanquinegra le devuelva los más de 200 millones que le adeuda.

Después de todo un verano de intensas negociaciones, Peter Lim ha suscrito el compromiso de acabar el estadio, pero no se incluyen penalizaciones en caso contrario, tal como desveló LAS PROVINCIAS el pasado 28 de noviembre. Esta obligación está sujeta a que se concedan las licencias y autorizaciones por parte de las instituciones. Por ello, recientemente se han puesto en contacto el ayuntamiento y la nueva presidenta del club, Lay Hoon. El Valencia aún adeuda al consistorio la parcela sobre la que se asienta el nuevo Mestalla, así como parte de las contraprestaciones que en su día se acordaron para que se llevase a cabo la permuta de terrenos.

Peter Lim tampoco queda obligado a acabar el estadio con las premisas aceptadas con el arquitecto Mark Fenwick como mínimo, según impusieron el ya expresidente de la Fundación, Aurelio Martínez, y Amadeo Salvo, en el punto tres del documento de las veinte cláusulas que debían regir la venta del Valencia y que se firmó el pasado mes de febrero. Al menos, en el contrato no se alude en ningún caso al arquitecto ni a las condiciones en las que se tiene que finalizar.

Sí que es cierto que los representantes de Meriton se han reunido en varias ocasiones con Fenwick para abordar el asunto del estadio. Lo que parece claro es que la fotografía con las grúas tardará en llegar. El propio Salvo subrayó ante los socios que la gente de Peter Lim está ahora replanteándose el coliseo. El compromiso escrito por parte de Meriton -y que a día de hoy se mantiene- es que el Valencia juegue en su nueva casa el año del centenario.

Todo en el club blanquinegro parece nuevo. Como una de las extremidades de la entidad, la Fundación también se prepara para echar a andar en el inicio de 2015. La muestra más evidente de ello es el adiós de Aurelio Martínez. El catedrático de economía, que no esconde que su preferencia habría sido que el equipo siguiera en Mestalla, escenificó ayer su salida de la escena pública con un almuerzo con la prensa.

Amadeo Salvo se perfila como el nexo de la sociedad valenciana con la nueva Fundación, presidida por Ser Miang Ng, embajador de Singapur en Noruega. La institución que has ta hace pocas semanas era el máximo accionista del Valencia tiene previsto presentar su plan estratégico a finales del primer trimestre de 2015, a finales de febrero o en marzo. La Fundación quiere tener una función social, por lo que se prevé que la organización de competiciones deportivas pasen a ser responsabilidad del club.

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