La caldera vuelve a hervir

Al finalizar el encuentro ante el Espanyol, Nuno se fue a por Parejo y, levantando ambos las manos, dieron gracias desde el centro del campo a la afición de Mestalla. El técnico portugués, listo y hábil, no da puntada sin hilo. Primero había dirigido la segunda victoria del Valencia en esta Liga y quería, quiere, involucrar a la afición en este nuevo proyecto. Para ello no pierde ocasión, en cada comparecencia pública lanza un mensaje de afecto a la grada. La afición ha conectado con el portugués y coreó su nombre tras su exhibición junto al capitán el pasado domingo en Mestalla. No fue un partido para tirar cohetes, pero 41.550 espectadores habían presenciado un triunfo sencillo para seguir con la buena dinámica. La grada se divirtió.

En los dos primeros partidos han pasado por el estadio de la Avenida de Suecia 8.438 espectadores más que en los dos de la temporada anterior. El dato es significativo, y más teniendo en cuenta que en la segunda jornada fue el Barça el visitante. En total, 83.691 personas divididas entre el duelo ante el Málaga -42.141- y los 41.550 del domingo. Es evidente que el efecto producido por el desembarco de futbolistas al abrigo del acuerdo -casi cerrado- de Lim para comprar el Valencia ha tenido su traducción inmediata en la subida de la asistencia en Mestalla.

El 2 de septiembre, la presentación de Álvaro Negredo congregó a 15.000 aficionados en el viejo pero remozado coliseo. Una cifra que no sólo se entiende por la calidad del fichaje del goleador vallecano, si no que arrancó antes, cuando Nuno avisaba de que el Valencia ficharía una «bomba» para redondear la plantilla de la 2014-2015. El anuncio creó una expectación inusual en una afición ávida de buenas noticias en los últimos tiempos. Y Negredo se presentó como el futbolista que más aficionados ha conseguido reunir en su puesta de largo.

Es pronto aún para saber si la actual media de afluencia -41.845 espectadores- se mantendrá a lo largo de la temporada. El fútbol y la incertidumbre. Lo cierto es que de momento, se supera en más de cinco mil personas la media de la anodina 2013-2014 (36.080), casi un 17% más respecto al curso anterior. Liderado por Miroslav Djukic y sin fichajes de relumbrón, el estreno en Mestalla lo vieron 30.445 personas. A partir de ahí se encadenaron cuatro buenas entradas (45.000 ante el Barça y cerca de 35.000 para ver a Sevilla, Rayo Vallecano y Real Sociedad).

De los quince partidos restantes de Liga como local, sólo dos entradas cumplieron con la expectativa: los 45.000 del Real Madrid y los 40.000 ante el Atlético de Madrid, en la penúltima jornada, con el conjunto rojiblanco jugándose la Liga. Frente a Osasuna y Celta no se llegó a los 30.000 espectadores y las taquillas rondaron esa afluencia con el Almería, Valladolid, Getafe y Elche como rivales.

Aclarado, al menos de puertas hacia fuera, el aterrizaje de Peter Lim en el club de Mestalla, el club se fijó el objetivo de 40.000 abonados para esta temporada. Un objetivo ambicioso que no ha conseguido. Sin embargo, la semana pasada se llegó a la cifra de 36.000, que rebasa en 3.000 el número de la campaña anterior. El Valencia aún confía en que ese guarismo se eleve hasta alcanzar los 37.000, y el buen arranque del conjunto blanquinegro puede provocar ese efecto llamada.

La ampliación de la Curva Nord, la Grada Familiar, la Grada Estudiantes o la creación de la guardería han colaborado para entender esa tendencia alcista en la venta de abonos. El lavado de cara de Mestalla, con los cambios producidos tanto en el interior como en el exterior, han costado al club un millón de euros aproximadamente. Un desembolso que tanto el presidente, Amadeo Salvo, como el responsable de marketing, Louis Dowens, creían imprescindible para reenganchar a los aficionados valencianistas.

Más allá del color de la fachada y la creación de nuevas gradas, a los seguidores les ha ido convenciendo un proyecto que pegó un brinco importante en el mes de julio, con la confirmación de que Rodrigo y André Gomes jugarían en el Valencia las próximas temporadas. La cesión por parte de Lim de ambos futbolistas -más la llegada de Nicolás Otamendi, fichado desde diciembre- acabó por convencer a la afición de que, a pesar de no jugar en Europa este año, el empresario iba a apostar fuerte para construir una plantilla que jugara la Champions League en la 2015-2016.

Una obsesión: la Champions

Lo ha repetido Nuno hasta la saciedad. Y Parejo. Y cada jugador que ha comparecido ante los medios de comunicación. El primer y gran objetivo del Valencia para la próxima temporada es volver a la Champions, que significaría el espaldarazo definitivo para mantener las actuales cifras de afluencia en Mestalla. «Vi los partidos de Champions en mi casa y pensé que el año que viene nosotros podemos estar ahí y pelearemos por eso porque nunca he jugado la Champions y es un sueño y un objetivo personal. Seguro que mis compañeros y mi equipo también lo tiene porque es la máxima competición europea y el Valencia merece estar ahí», dijo ayer Rubén Vezo, una de las grandes sorpresas de este inicio de curso.

El luso, convocado por primera vez con la absoluta hace dos semanas, aprovechó para reivindicarse: «Ahora la gente me está conociendo, pero sé lo que hice en mi anterior club y sé lo que vio el Valencia. Trabajo como siempre para convencer al míster». Junto a Vezo se sitúa Otamendi en el eje de la zaga, dos centrales que, de momento, no dejan cabida al resto. «Antes, cuando era más joven, Otamendi era mi referencia en la Liga portuguesa. Me fijaba mucho en él y ahora que jugamos en el mismo equipo es mucho más fácil aprender de él. Siempre miro lo que hace, como disputa cada lance y estoy atento para aprender porque soy muy joven aún y estoy en aprendizaje», aseguró el portugués, encantado del rendimiento del Valencia hasta la fecha.